Este texto está repleto de microbios, caben un millón entre una palabra y la siguiente. Es
imposible calcular la cantidad exacta de amenazas que contendrá cuando se lea en gran
formato. Invisibles e indispensables, su existencia es garantía de heterogeneidad. Sin
embargo, su supresión es norma, como lo es la eliminación de la diferencia para la
unidad de un cuerpo humano y, en su versión grotesca, de un cuerpo social.
Imagine, mientras lee, que uno sólo de estos organismos crece hasta hacerse del todo
visible, que ocupa un espacio, que quizás se mueva, que repte, que respire. A escala de
gigantes, un microbio es una criatura monstruosa, la amenaza que la diferencia imprime
sobre la superficie aséptica de la sala. Pero, como ocurre con los pájaros sujetos al aire
que los moviliza, tampoco usted podrá habitar la sala sin el monstruo que ahora la
ocupa.
¿Qué puede hacer ahora? Limpiar, eliminar, neutralizar, admitir, acoger, soportar,
consentir. Elija un verbo. ¿Qué puede hacer ahora? Imagine que siente miedo, que se
siente sucio, que se encuentra a la intemperie, que el miedo es provocado, que la
suciedad es infinita, que el aire no contiene nada más que a usted mismo y otros cuerpos
idénticos. Elija un verbo para actuar sobre este universo que habita sin remedio y sin
alternativas. Tome una decisión basada en criterios higiénicos. Comprométase: de su
salud depende la del resto.
Este texto está repleto de dudas y de juicios. Caben un millón entre una palabra y la
siguiente, en el espacio para las preguntas que plantea esta exposición, saturado de
microbios y desinfectante, pero también de posibilidades íntimas, éticas y políticas.
Intimidad, ética y política, como partículas de lo higiénico, son los tres ámbitos sobre
los que actúa ASEPSIA. La primera de las series, La boca con jabón, remite a la
dimensión lingüística de lo higiénico a través del uso de la toalla como objeto
paradigmático de la higiene privada. Lavarse las manos, creada a partir de esponjas
impregnadas con productos de limpieza que recuerdan a secciones de la piel, pone de
manifiesto la relación conflictiva entre el cuerpo que actúa y los agentes que lo
cuestionan. Lavado de imagen, la tercera de las series, amplifica los efectos de las dos
anteriores y revela la dimensión política del acto de limpiarse mostrando las formas de
organización microscópica que sostienen y regulan el entorno.
Deje de leer, que la suciedad no está en el signo, sino en el aire. Lávese las manos antes
de entrar, no contamine el espacio de esta sala. Lávese las manos antes de salir, elimine
de la piel cualquier huella de la visita.
Texto: Santiago Mazarrasa
Galería Juan Silió.